Emprender, fracasar… y volver a intentarlo

Lo ha señalado un informe del FMI. Se «aconseja» al Gobierno de España que articule medidas «prácticas» que permitan el «fresh start» a aquellos emprendedores que hayan demostrado «buena fe»: exigir a la banca y a la propia Administración la condonación de esas deudas.

Varias asociaciones de empresarios y autónomos ponen el dedo en la herida: ¿quien puede beneficiarse de la Ley en su actual redacción? En la práctica… casi nadie.

En España existe el espíritu emprendedor; pero en ecosistema económico-social y, sobre todo, político, no es el adecuado. La realidad es que 1 da cada 3 nuevas altas a la Seguridad Social durante los primeros 6 meses de 2014 están asociadas a los nuevos emprendedores; bien como nuevos autónomos (más de 65.000) o como trabajadores para estos (más de 49.000).

En este sentido, detacamos las intervenciones en diversos medios de Matilde Cuena, Profesora Titular de Derecho Mercantil por la Universidad Complutense de Madrid, que ha centrado su investigación en la situación del «fresh start» en España.

Destaca la muy reciente sentencia «pionera» que concede la exoneración a un emprendedor al que no podrían aplicarse los preceptos de la Ley para declarar que «el legislador español afronta el problema de la insolvencia de la persona física, y hay que aplaudirlo, pero lo hace de manera inadecuada. No habrá segunda oportunidad para los que realmente la necesitan»; y denunciar que, además, esta ley puede ser un «coladero», ya que «se permite la exoneración directa tras la liquidación del patrimonio del deudor, sin un adecuado control de su comportamiento».

«Lo lógico sería que el beneficiario se ajustara al perfil que los americanos denominan honest but unfortunate debtor (deudor honesto, pero desafortunado), un deudor víctima de la mala suerte, que deviene insolvente por circunstancias que no puede controlar»

De las reflexiones de Matilde Cuena han salido la mayoría de las alegaciones presentadas a la Ley de Emprendedores; y ahora ha asesorado al FMI en su demanda de una profunda reforma de estos aspectos en el articulado aprobado definitvamente.

Nos quedamos con otra reflexión, esta de cosecha propia. Se ha hablado mucho de los costes sociales de esta crisis, refiriéndonos a temas como los deshaucios, el paro, los recortes o el empobrecimiento general. Si la situación de estos miles y miles de emprendedores que se han visto cogidos por el toro de la crisis no tiene más repercusión (mediática) es, simplemente, porque tratamos de vender un «emprendimiento exento de riesgo» cuando eso no existe. Emprender exige capacidad para afronatar ese riesgo; y es algo que nunca nos cansaremos de repetir.

Muchas gracias, y esperamos vuestros comentarios.

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